Para las 6 de la tarde ya todo estaba decidido. Los sobrevivientes bolivianos volvieron a su país y dejaron la guerra a los peruanos, los sobrevivientes peruanos se pusieron en camino a Puno y dejaron Tacna para los chilenos. Arica no tardaría en caer y quedar en dominio de Chile definitivamente. A Tacna no la soltarían hasta 1929.
La versión larga de esta historia nos la han contado a los colegiales tacneños por décadas (Campero, Montero, Albarracín, el cobarde Belaúnde, Arias y Aragüez, Bolognesi, Ugarte, el infame Leiva, el Coronel Mendoza…). Pocos lugares en el país han sido marcados tanto por la Guerra del Pacífico; pocos lugares en el país cantan tan alto nuestros himnos: el Himno Nacional y el Himno a Tacna. Somos peruanos, mas no hijos del Virreynato. Y tan no lo somos que no tenemos fundación española ni Escudo de Armas otorgado por el Rey ni calles trazadas a espada en nuestro Centro. Somos de la República: la Heroica es una ciudad joven y la República aún un buen deseo.
Ciento veintinueve años ya han pasado. Este día, en la ceremonia conmemorativa que se realizará en el Monumento a los caídos en el Alto de la Alianza no participarán altas autoridades de Bolivia ni tampoco vendrán Los Colorados a rendir homenaje a sus muertos enterrados en nuestra tierra, como otras veces. Hechos recientes nos han alejado.
En Bolivia líderes sindicales de izquierda están molestos con los peruanos porque nuestros gobernantes le han dado asilo político a tres ex–ministros de Goñi acusados de genocidio; nos han amenazado con expulsar a todos nuestros compatriotas que trabajan en El Alto si no revocamos sus asilos. ¿Ya nos llevamos así el Perú y el Alto Perú? ¡Qué tales dirigentes para más maricones! Mirtha Quevedo, Jorge Torres Obleas y Javier Torres Goitia serán impresentables, como ese venezolano Manuel Rosales al que AGP también ha concedido asilo, pero son nuestras leyes las que se aplican en nuestro país, y nuestro gobierno (aunque sea tan impresentable como a los que da asilo) es nuestro gobierno. Nuestros ciudadanos no tienen por qué ser involucrados en un asunto que es de políticos, y de todos modos a nuestro gobierno les llega altamente lo que puedan pasar a menos que sean de “apellido”. Evo Morales, presidente de Bolivia, ha declarado que dará protección a nuestras delegaciones diplomáticas. Esperemos que actúe con un mínimo de cordura y no le lleve el apunte a esos extremistas que tiene alrededor, que le haga menos caso a Chávez y sea el estadista que su país merece.
Sería triste que nos peleáramos con Bolivia por tan poca cosa. La sangre nos une.
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