Av. Bolognesi, Colegio Hermanos Barreto.
Manuel A. Odría, presidente de este país entre 1948 y 1956. Lo llamaron el “Benefactor de Tacna”, pues en su gestión nuestra iudad modernizó su rostro: la Catedral, el Hospital, el Arco Parabólico, las G.U.E. Bolognesi y Zela, etc. Mi compañera de colegio Y. una vez me mostró fotos que su familia guardaba de su visita a la ciudad para inaugurar sus obras; allí se ven todos los principales vestidos de frac cruzando las calles entre una multitud. Eso fue hace 5 décadas. Mi padre acababa de llegar a Tacna por segunda vez, esta vez con mi madre. Y al igual que ellos muchos otros. “Odría nos hizo conocer la plata a los jaqes”, dice papá, y es que mucha gente de entonces lo tiene en gran estima. ¿No es irónico que fuera un dictador? No, no es irónico.
La gente no sabía lo que pasaba tras las bambalinas del poder; a decir verdad ni les importaba: tampoco les importó cuando Velasco o Fujimori. ¿Esparza Zañartu? ¿Quién se acuerda de él? Y pasarán los años y hasta Montesinos será acaso también olvidado. Y sólo quedará el recuerdo del “Chinito”, que nos mola a tantos a pesar de que sabemos todo lo que hizo.
Malo para la democracia, el cariño de la gente es acaso injusto: en su corazón hay tanto espacio ocupado por dictadores, acaso porque los demócratas perdían demasiado tiempo en discutir y los dictadores no. Un dictador nos hizo conocer la plata, como dice mi padre, otro dictador liberó a los campesinos de los gamonales, otro nos salvó de la violencia polpotiana y la crisis… La gente prefiere lo que puede ver, los resultados… lo que pueda costar no, siempre que no les toque a ellos.
¿Decirles que los dictadores en general les quitaban la libertad y eran corruptos o en el mejor de los casos megalómanos? Traten si tienen la paciencia para ello.
Lo siento, Vargas Llosa; nadie recuerda a tu tío.
La Yapa:
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