Desde la pequeña trinchera

Vivimos una época de cambios. Bueno, siempre vivimos una época de cambios, pero esta en especial se escribe en código binario. Internet y la web 2.0 han llegado a un punto tal que el mundo real se voltea a ver. La gente se entera de las noticias, opina, denuncia con sólo un golpe de mouse.  La libertad es casi absoluta y el anonimato protector un lugar común. El caballo de batalla: las redes sociales, ese invento pensado en un inicio sólo para el autobombo de tu ego pero que en manos de la gente se han convertido en las ágoras de nuestra modernidad, en la plaza pública de la Aldea Global del siglo XXI.

Y ni siquiera estamos aún hablando de las redes P2P, aquellas que son objeto de la ira de las grandes productoras de entretenimiento y que nos permiten ver los últimos estrenos del cine y la televisión del mundo casi al mismo tiempo que sus emisiones originales. Para los que aún vimos cómo los filiales de las cadenas de televisión transmitían las últimas producciones a nivel nacional en diferido, esto es casi milagroso, inaudito. ¡Qué tiempos aquellos en que los diarios llegaban en el avión desde la capital! Ahora si tienes internet puedes ojear cualquier periódico la misma primera hora de la mañana. Y de todo el mundo.

Me pregunto si los militares que encargaron la creación de ARPAnet se imaginaron que evolucionaría a la internet de nuestros tiempos. Lo que sí sé es que están más preocupados que nunca. El causante: wikileaks y sus informantes, ejemplos de lo que la red en manos de la gente es capaz de lograr. El desafío está hecho; a los gobiernos aliados con los poderes económicos inescrupulosos no les conviene una internet libre; los primeros pasos parece que vendrán del lado de la “defensa” de los derechos de autor; ahora en EEUU no sería de extrañar que después del #cablegate quieran elevar sus operaciones de control a nuevos niveles, y si no estamos prevenidos podríamos acabar un poco como China, algo intolerable en una sociedad democrática.

La lucha por el libre examen empieza. No es que uno lo quiera, es algo que está, y ni modo. Lo que se tiene que hacer se tiene que hacer, en la medida de tus posibilidades. Como ciudadanos de este brave new world tenemos responsabilidades, y por ello este pequeño blog se pone a disposición para servir de caja de resonancia para difundir lo que se debe difundir y denunciar lo que se tiene que denunciar, primero a nivel local, luego regional, nacional y global.

Esta es trinchera, pequeña pero trinchera.

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