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Feels Good Man (2020): Bienvenidos a Kekistán

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Videos subidos por varios. También los puedes ver acá.

Matt Furie es un dibujante estadounidense que en el año 2005 comenzó la publicación de su historieta Boy’s Club. Basada en sí mismo, sus amigos y sus vidas como jóvenes a principios de los 2000’s entre alcohol, drogas, videojuegos y pizza, ésta era protagonizada por una pandilla de cuatro animales antropoformizados que compartían casa: Andy, Brett, Landwolf, y la rana Pepe. Éste último, Pepe, personaje muy querido para su autor, su alter ego, era como el hermano menor del grupo, tierno y despreocupado. Por ello lo que le pasó después… Furie no podía sino tomarlo personal.

Este documental de Arthur Jones del 2020 premiado en el Festival Sundance de ese año, trata de llevarnos por la evolución de Pepe The Frog, de personaje de una historieta no muy conocida a meme divertido, a símbolo de 4Chan, a emblema de la tristeza, a acabar siendo ícono de lo políticamente incorrecto, parte de la estrategia electoral de Donald Trump, y aparecer de forma irónica o no avalando mensajes anti-izquierdistas, nihilistas, supremacistas y hasta neonazis… la peor pesadilla de un artista de la progresista California.

Batracios mutantes

Su sendero hacia los bajos fondos no fue recorrido de la noche a la mañana. Pepe y Boy’s Club empezaron como un boceto en paint y su humor era poco más que chistes de pedos, pitos y vómito. Hay una escena icónica (cuya producción es relatada en la propia película) donde Pepe va al baño y se baja los shorts y todo hasta los tobillos para orinar en el inodoro. Su compañero Landwolf lo ve sin querer y más tarde mientras están jugando un videojuego le pregunta por eso y Pepe le responde, todo chill, “Feels god man” (“Se siente bien, amigo”). Explicación del origen del título de esta nota: check.

Ese panel fue el que comenzó una locura que ya sacó DNI.

Primero la frase y unos edits en MySpace (¿alguien se acuerda de MySpace?), de allí a foros y al final… 4chan, el panel de imágenes donde la esperanza en la humanidad llega para morir…

(OK, no. El asunto con 4chan y sus bastardos 8chan -ahora 8kun– y 16chan da para hablar mucho más, y en ese entonces aún el primero no era lo que es ahora. Hablamos de 2008 y /pol/ aún no existía y el Anonymous de los ataques a la Cienciología y el apoyo a los Occupy, estaba en auge, y de hecho Arthur Jones después del éxito de este documental se embarcó en otro que ha sido estrenado en Netflix este año, The Antisocial Network, en el mismo tono dedicado al tema de 4chan y la fourchanización de las redes sociales. Pero eso será para otra ocasión).

Todo el camino que siguió, lleno de memes que se van deformando cada vez más hasta hacer irreconocible al original, la negativa inicial de Furie de hacer valer sus derechos de autor (que igual iba a ser y sigue siendo una lucha perdida cuando internet viraliza algo), el breve paréntesis normie que la gente de 4chan boicoteó al hacer lo más ofensivo posible a Pepe, el histórico tweet de Trump donde se muestra a sí mismo caracterizado como Pepe, los intentos de Furrie por desmarcarse, la declaración del personaje como “símbolo de odio” de parte de la Liga Antidifamación, los procesos de Furrie contra Alex Jones e Infowars por uso de su propiedad intelectual con ánimo de lucro, hasta llegar a los Pepes como símbolo de las protestas en Hong Kong contra el gobierno chino en el 2019, forman parte de una historia alucinada, a ratos absurda y a veces estremecedora, de cómo algo que llega a internet deja de ser de su autor y se vuelve de todos. Y en ese todos entra también gente que no te gusta.

Jones en ese punto, como amigo de Matt Furie, le deja explayarse para que se lamente y desmarque de los usos y variantes que no aprueba de su alter ego, intercalando su historia como hilo conductor matizado con testimonios y declaraciones de expertos, amigos, y algún implicado en la deriva a la derecha de Pepe. Al final el artista original expresa su esperanza de recuperar a Pepe y que deje de ser asociado con la posición política radical con la que ahora se le identifica.

Siendo su mayor experiencia previa como animador, el director acompaña todo con animaciones que dan dinamismo a su documental, donde muestra a Pepe cambiando, expresándose y expresivo, llegando a un punto emotivo con la simbólica muerte y funeral que su autor le hizo en un intento (inútil) para que internet le bajara un poco. Quizás pensó hacer la de Cervantes matando a su Quijote para que no se repitiera otro “Quijote de Avellaneda”, no sé, pero lo imagino. Al final el lore de los kekistaníes fue que mató y enterró a su Pepe, que no es ya el que ellos usan, derivado pero propio.

Una palabra fácil de decir

Odio tiene cinco letras, y cuando se habla en los círculo progresistas del fenómeno de Pepe The Frog, se usa constantemente caracterizando a la derecha en general y a la que se encuentra en 4chan y otras redes sociales en particular. ¿Acaso la Liga Antidifamación no lo confirma? “Los otros” siempre son los que odian, después de todo. La polarización, ya saben.

Arthur Jones sigue ese esquema, presentando a Matt Furie como un inocente algo ingenuo al que la memificación de una creación suya le pasó por encima. Una víctima de las circunstancias. Y los villanos son la derecha, supongo, o lo que la alimentó para desmarcarse radicalmente de un aparentemente firme consenso socialdemócrata. Creo que en ese aspecto no es coincidencia que esta película se estrenara justo en un año electoral en EEUU, el año en el que Donald Trump no logró reelegirse, y su secuela temática ya mencionada, The Antisocial Network, en este año, que también es electoral y Donald Trump tiene muchas posibilidades de volver a la Casa Blanca.

¿Qué tan ciertos son los estereotipos que maneja Jones, como cuando se cataloga a la gente de 4chan como perdedores enojados que se arrojaron a los brazos del supremacismo por la frustración de su vida sin propósito? ¿Cómo se equipara eso a esa “optimista” participación de Pepe en las protestas contra el totalitarismo chino? Jones no ahonda más, no es su intención ir a las raíces del fenómeno de la extremización de una parte de la derecha. Menos contrastarla con la extremización presente en un sector de la izquierda.

Igual Feels Good Man es un buen punto de partida, ameno y bastante bien llevado, para un debate más amplio sobre el arte en internet, los memes, cómo las redes sociales nos afectan, la formación de opinión en línea y la deriva polarizante que caracteriza estos tiempos.

Otrosí: En internet estuve discutiendo con un tipo y en ello salió que según él Mario Vargas Llosa para su obra La Guerra del Fin del Mundo habría plagiado a un autor brasileño, Euclides Da Cunha, autor del clásico Los Sertones.

Yo recordaba que efectivamente existía ese libro, la crónica más famosa acerca de la Guerra de Canudos, el episodio novelado por MVLL donde una masa de habitantes pobres del nordeste brasileño a finales del siglo XIX habían sido convocados por un santón, Antonio Conselheiro, en la localidad de Canudos precisamente para vivir esperando la vuelta del Salvador en comunión evangélica. La gran concentración de fanáticos crearon un desbarajuste tal en la región que el gobierno de la recién establecida República actuó reprimiéndolos a sangre y fuego, en un vergonzoso episodio que supuso un trauma para el alma nacional brasileña. En poco más de un año y cuatro campañas el saldo fue de 5 mil soldados de la República y 20 mil civiles y rebeldes armados muertos, muchos de ellos degollados cuando ya se habían rendido, o quemados vivos, o casi cualquier opción que uno podría imaginar.

Buscando he encontrado que en efecto hubo cuestionamientos a nuestro Nóbel peruano sobre la originalidad de su texto, empezando por unos artículos del crítico literario José Guilherme Merquior, que puso el tema del supuesto plagio vargasllosiano sobre la mesa el mismo año de su publicación. Merquior al parecer (porque no he podido echar mano aún a sus artículos para ver exactamente qué partes en específico estaban comprometidas para él) argumentaba que encontró similitudes notables entre pasajes de ambas obras, especialmente en lo que respecta a la descripción de la lucha en sí.

Posteriormente, en 1990, en un evento en la Universidad de La Rábida otro crítico literario, Pablo del Barco, seguro haciéndose eco de Merquior y de los que lo secundaron dijo que MVLL había “creado una mala novela a partir de uno de los mejores textos de la literatura brasileña: Los Sertones, escrita en 1902, por Euclides da Cunha”. Ese evento teminó siendo relevante porque dio la casualidad de que estaba presente otro peso pesado de la narrativa de la iberoesfera, José Saramago, futuro Premio Nóbel como Mario Vargas Llosa, que se habría aunado al apanado contra Varguitas, aunque en otras partes se indica que apreciaba la novela de su colega y hasta lo había defendido de las acusaciones de plagio. En verdad un poco confuso. MVLL, obviamente rechaza que haya plagiado e incluso por allí creo que hasta citó a Borges y su nota al final de su cuento El Inmortal.

Personalmente, creo (a mi vez citando y adaptando otro fragmento de JLB, éste de El acercamiento a Almotásim) “que sería muy anormal que dos pinturas de la Guerra de Canudos no coincidieran”. Hablamos de un evento historico hecho ficción, pues. Si Vargas Llosa buscaba mostrar la parte histórica lo más fiel posible es obvio que tenía de echar mano del material más directo y reputado, y Los Sertones entraría en esa categoría por propio merecimiento.

Igual ya conseguí un ejemplar del libro de Euclides da Cunha y pretendo leerlo y releer luego el de Mario Vargas Llosa para confirmar o rebatir mi posición inicial… Ya he comenzado y por lo menos la primera parte es un tanto ardua, por todas las descripciones geográficas, orográficas y hasta climatológicas de la región. Entiendo que las incluyera el autor, pues en su tiempo, finales del siglo XIX y principios del siglo XX, no existía el Google Maps. Luego siguen sus impresiones acerca de los habitantes oriundos de la región en conflicto, un intento de determinar su psicología e impronta cultural. Ambas partes, leo que son muy deterministas. Sólo al final ya es el turno de la crónica de las campañas contra los mesiánicos establecidos en Canudos.

Y eso es todo lo que me place contar hoy.

La Yapa:

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